Familia con las camisetas-senyeras del Barça en la Diada de 2014. Foto: Cristóbal Castro para El País. |
Lo que diferencia a una bandera de
Cataluña, de una bandera independentista de Cataluña es, fundamentalmente, una
estrella. Esos astros que se adaptaron a la cuatribarrada para calcar la
bandera cubana y, tal vez, seguir su camino de alejamiento de la madre patria.
Ahora que, con una mínima distancia, vemos lo que queda de la Diada del tricentenari, además de mucho ruido y ninguna nuez de nueva cosecha, queda lo de siempre: el papel estratégico que el
F.C. Barcelona juega como vocero, no ya del nacionalismo, sino de la
independencia de Cataluña
El club ha convertido a sus jugadores en
banderas con mangas y los ha puesto a correr por el ancho césped del Camp Nou.
Un estadio que ha vuelto a ser el parlamento de la calle, el lugar para gritar
por la independencia, el sitio donde votar a mano alzada por si las urnas no
salieran a la calle.
Poco queda en estas ocasiones que no sea
política en la casa blaugrana. Poco. Y es un secreto a voces que lo que no se
dice en la calle se dirá en el campo. Con gritos. A voces. Desde unas gradas
que del “visca el Barça y visca Catalunya” han pasado a pedir la independencia.
Pancarta con el recuerdo de la Guerra de Sucesión con los colores del Barça y Catalunya. Foto: EFE |
Esto es tan cierto, tan de tarde de
fútbol en Camp Barça, que hasta los creadores del videojuego FIFA 15 le han incorporado,
en el ambiente, los gritos de independencia del minuto 17:14. Para dar más
realismo al producto. Y, como estas multinacionales no arriesgan un céntimo, va
a resultar que la independencia es negocio. Al menos para el FIFA.
Tweet de Gerard Piqué mostrando a su hijo con la camiseta-senyera en la manifestación de la Diada del 2014. |
Los del juego han puesto el grito en el
cielo de los píxeles, enlatando la protesta para llevarla a todo el mundo sin que
pierda propiedades ni vitaminas.
La
calle ha puesto las barras. Largas, muy largas, para componer esa uve
reivindicativa.
Y el Barça ha puesto las estrellas a jugar
en el campo. Con la obligación de recordar que, hace trescientos años, hubo una
guerra civil, de alterado recuerdo, y que hoy se libra otra con propaganda y
con pelotas (o sin ellas). Sus camisetas lo dicen, aunque ellos hayan nacido en
Rosario, en Mogi das Cruces o en Arguineguín.
Todo sea por la causa.